Junio 2011
¡¡Nuevo número del periódico literario!! Brujas en nuestra sección de "Mitos y leyendas", un nuevo acertijo como cada mes y una frase sobre amor y guerra, para darle vueltas a la cabeza. Para descubrirlo haz click sobre "Periódico Literario", que se encuentra en la parte de arriba del blog.


jueves, 29 de abril de 2010

LA VIDA DE KARINA II

¡Hola! La mayoría ya me conocéis pero por si acaso voy a presentarme: me llamo Karina y nací en el año 1979.
Voy a seguir contándoos la aventura del otro día, cuando conocí a Raúl.

Para empezar después de aquel día en el descampado, cuando Raúl y yo nos besamos, nos da vergüenza mirarnos, apenas hablamos e incluso nos intentamos evitar en el instituto. Y claro, yo no podía permitir que nos separásemos de aquella manera después de lo que había pasado. Y no se me ocurrió otra cosa que esperarle en la puerta de su casa, a las siete menos veinte. Era enero y hacía un frío que pelaba, pero aún así salí rápidamente de casa y esperé en el nº 24 de la calle Viernes.
Raúl tardó bastante en bajar y cuando me vio se puso rojo e intentó esquivarme, pero yo le llamé. Él, al fin, se dio la vuelta y se acercó hacia donde yo estaba.
Yo le dije:
-¿Raúl que te pasa? ¿Estás enfadado conmigo?
-¡No!-contestó bruscamente
-¿Ya no te caigo bien? ¿Es todo por lo que pasó en el descampado?
-Déjalo, no quiero hablar del tema...
-¡Pero yo si!
-Esta tarde a las 18:30 en la ermita abandonada-dijo mientras cerraba la puerta.

Las horas en clase se me hicieron eternas, no podía dejar de pensar en aquella frase. Nada más salir de clase, fui corriendo a mi casa para intentar verle. Cuando crucé la esquina me di cuenta de que estaba en la frutería comprando el pan.
-¡Raúl, Raúl!

-Tengo prisa, me están esperando para comer.
-A mí también pero quiero hablar contigo.

-Tengo prisa, me esperan, y como te he dicho esta mañana, a las 18:30 en la ermita abandonada.

Entonces, se dio la vuelta y se fue. No sabía que me iba a decir, y creo que esas tres horas fueron las peores de mi vida. A las seis menos cuarto me puse el abrigo y cuando abrí la puerta, mi abuelo se despertó:

-¿A dónde vas, Karina?
-Tranquilo abuelo, voy al instituto.

-¿Te han castigado?
-No, pero el profesor de lengua ha dicho que los que queramos podemos ir esta tarde a repasar la lección.

-Bueno, bueno. ¿Luego me vas a buscar al Bar de Tolín?
-Sí, usted no se preocupe que le voy a buscar. Adiós.


Sabía que llegaba pronto, prontísimo mejor dicho, pero los nervios no me dejaban estar en casa. Corrí hacia la ermita, y a las seis ya estaba allí. No sabía si entra o qué hacer, así que me llené de valor y entré. Las paredes blancas y el techo medio en ruinas dejaban ver perfectamente aquella sala. En la primera fila, había un chico, sentado que no paraba de mirar de un lado para otro hasta que por fín se dio la vuelta y le pude ver la cara. Era, sin lugar a dudas, Raúl. Se había arreglado, se había peinado y olía bien.
-Hola, Karina.

-Hola, Raúl.
-Sientate por favor.

-Claro. ¿Qué te ocurre conmigo, Raúl? Me evitas, no me hablas y...
-Karina, calla.-Me interrumpió- Desde aquel día sé que no me he portado como un caballero precisamente, pero es que ese mismo día mis padres me habían dicho que me iba de Madrid.

-¿Qué? No puede ser. Si no llevas aquí ni seis meses.
-Ya, lo peor es que no nos vamos toda la familia, solo me voy yo.

-¿Cómo que solo te vas tú?
-Sí, como he suspendido esta evaluación, y en el otro colegio me quedaron tres, me mandan a un internado.

-No te puedes ir, Raúl.-Entonces, me volví valiente de repente y le dije-Te quiero.
-Y yo también, pero no hay vuelta atrás. La decisión es firme. Ayer mismo fuimos a ver el internado y mis cosas ya están empaquetadas.

-¿Y si yo hablara con tus padres?-Yo sabía que no serviría para nada, pero la esperanza es lo último que se pierde.
-No creo que valga la pena. Aunque bueno, por intentarlo no perdemos nada.

-Vale, ¿cuándo puedo ir a tu casa, que esten tus dos padres y que tú no estes?

-Pues, mi hermana va mañana a ballet de cinco a seis y media. Yo me voy a la biblioteca a esa hora y ya está, todo listo.
-De acuerdo allí estaré.

Continuará...

martes, 6 de abril de 2010

LA ISLA SECRETA III

CUANDO TODO SE SOLUCIONA

A la media hora, mas o menos, estaban en el puerto del pequeño pueblo de Lucía.
-Lucía, ¿sabes ir sola a casa?-Le preguntó Layla-¿Necesitas que te acompañe?
-No, gracias, es muy sencillo ir, solo tengo que bajar esta calle.
-Lucía, no hace falta que te vuelva a repetir que lo que has visto en la isla no se lo puedes contar a nadie. Es un secreto entre tú y yo.
-Y Dora.
-Y Dora, es verdad.
En ese momento Layla se dio la vuelta y se monto en un coche rojo. Lucía apuntó la matrícula: A 502362.
-¡Qué raro!- Exclamó Lucía- Esa matrícula no es de aquí.
Bajó toda la calle corriendo, tenia unas ganas tremendas de ver a sus padres, pero, cuando faltaban solo un par de bocacalles que cruzar, se dio cuenta de que sus padres, incluso la policía le harían preguntas, y si quería seguir investigando, debería inventarse una buena excusa para haber faltado tres días a casa.
-Ya sé. Diremos que me fuí al Festival De Rock, aunque a mí no me gusta, y que no se lo dije porque sabia que no me dejarían. Y no había llamado porque el móvil se me quedo sin batería.
Ya si que se había quitado un peso de encima, y ahora corrió mas que antes. Cuando llego a su
casa, aporreó la puerta, y una mujer morena y baja abrió la puerta.
-¡Lucía, ha llegado Lucía!-Gritó, corriendo a llamar a los padres de Lucía, que en cuanto vieron a su hija, la abrazaron.
Ella les explicó la falsa excusa y, contra todo pronóstico, sus padres no se enfadaron, solo se disgustaron porque Lucía no les hubiera dicho nada. los siguientes días en casa de Lucía transcurrieron con total normalidad, pero Lucía no se quitaba de la cabeza el submarino, la isla y sobre todo, a Layla. Un día, cuando se levanto, se vistió y fue en bici a casa de su mejor amigo, Oscar.
-Hola Oscar, siento haberte despertado, pero me tienes que ayudar.
Lucía le contó todo lo de la isla, lo del móvil que las había salvado y el secreto que tenían que guardar. Al principio Oscar no quería participar, pero cuando Lucía le contó lo del submarino, eso le convenció del todo. Oscar, desde que tenia cinco años, decía que iba a explorar el fondo del mar y que lucharía con peces tres veces mas grandes que él y que encontraría nuevas especies...
Pasados dos o tres días, Óscar y Lucía se fueron hacia la cueva donde había comenzado todo. Pero lo que ocurrió no se parecía en nada a lo que les pasó a Lucía y a Dora: nada de una piedra violeta, ni de una caída extraña, ni de un pasillo blanco y luminoso, ni un submarino, al final, no pasó nada de nada. Cuando los niños salieron de la cueva, cabizbajos y Óscar un poco enfadado porque pensaba que Lucía le había mentido, pasó un coche, rojo que iba levantando mucho polvo a su paso. Cuando pasó por delante de Lucía, la chica que iba en el asiento del copiloto se giró y se quedó mirando a Lucía. La chica era rubia y llevaba unas grandes gafas. El coche pasó y Lucía miró la matrícula: A 502362.
-¡Es Layla! ¡La chica que iba en ese coche es Layla! ¡A 502362, la matrícula del coche rojo de Layla!
-¿Por qué estás tan feliz? En teoría ella es mala, ¿no?
-Pero, ¿y si no lo es?¿Y si es buena y nos quiere ayudar?
-Esa matrícula no es de aquí, prácticamente me se todas las matrículas del mundo, y con toda certeza te puedo decir que esa matrícula es de Australia, de ahí la A.
Justo cuando Óscar acabó de decir esto, el coche rojo volvió a apsar esta vez con Layla conduciendo. El coche paró en seco delante de los chicos, levantando aún más polvo que cuando estaba en marcha. La puerta se abrió y, efectivamente, la chica rubia era Layla. Bajó con toda la raya de maquillaje que se había pintado bajo los ojos corrida y llorando a mares.
-¡Mi compañero, mi compañero! Le han matado, le han matado.
-Tranquila Layla, no te preocupes, te ayudaremos, él es Óscar, un amigo mío.
-¿Quién le ha matado?
En ese momento, vieron que iba corriendo hacia ellos Dora, y no parecía que corriera precisamente para jugar. Cada poco miraba hacia atrás y ladraba mucho. Caundo llegó hacia los niños, de detrás de un árbol salió un hombre que corría, pero cuando vio a los chicos y a Layla, se paró, aunque seguía andando y le dijo a Lucía, con voz grave:"Tú debes morir"


-¡Aaaaaaaaaah!
Lucía estaba sudando y tenía miedo.
-¡Menos mal, solo ha sido un sueño!
Miró a Dora que estaba dormida, y se levantó para acariciarla. Luego, se sentó en la cama, abrió el cajón de su mesilla de noche, sacó el libro que debia leer para clase, miró el reloj: 3:45, y pensó:"Mejor voy a dormir, que mañana tengo tres exámenes!. Se tumbó sobre la cama, guardó el libro y cerró los ojos.
-Mañana será otro día.



lunes, 5 de abril de 2010

¿DÓNDE ESTÁ CATALINA?

- Y con todos ustedes....-dijo, mejor dicho, gritó el comentarista a través de los altavoces- la fantástica, la inigualable...¡Catalina, la elefante bailarina!
Todo el mundo que estaba en la charca viendo el espectáculo se levantó y empezó a aplaudir, pero, Catalina no salía. Detrás del escenario, todo el mundo gritaba:¿Dónde está Catalina?¿Dónde está Catalina? Allí no había nada suyo, así que eso indicaba que se había ido por su propio pie.
-Debemos llamar a alguien, el espectáculo debe continuar.-Decía, nerviosa, Dora la coordinadora. -Yo conozco a alguien.-Dijo Gero, el cartero- Se dice llamar Uribe, detective.
-Pues llamémosle, Catalina es casi el centro del espectáculo.-Añadió su primo Blaso, el payaso.-Mi prima debe aparecer.
Entonces, todos corrieron hacia el telefóno, y sin saber muy bien por qué, se pelearon por cogerlo y llamar a Uribe el detective, con tal mala fortuna que el aparato salió disparado hacia el techo y luego directo al suelo, quedando el teléfono hecho trozos tan pequeños, que ni Joaquín el albañil podría arreglarlo.
-Bueno, sabemos que vive en Motilla de Cado, el pueblo de al lado, así que vamos.
Todas los animales que estaban en la charca, se levantaron y fueron hacia Motilla de Cado. Allí en la Calle Principal, encontraron a Uribe, el detective.
-Buenos días, tiene que venir a nuestro pueblo, Catalina la bailarina del Circo de la Luna ha desaparecido, pero sabemos que se ha ido por su propio pie. Debemos encontrarla para que continúe el espectáculo.
Como si de payasos se tratase, todos los animales que había ido a Motilla de Cado, se metieron en un coche de poco más de dos metros de ancho por tres de largo. A los pocos minutos estaban en el pueblo. Después de varias horas de analísis por los alrededores de la charca, Uribe el detective se aproximó a los animales y les dijo:
- Pues, vamos haber, hemos encontrado restos de cacahuetes, que como me han dicho es la comida favorita de catalina la bailarina. Todos los cacahuetes se acaban justo en la cueva del oso. Por lo tanto, todo apunta a que Catalina se fue a dar un paseo y...
Todos los animales gritaron, y las mejores amigas de Catalina, Cata la pata y Adriana la rana, se pusieron a llorar y se abrazaron entre ellas.
-Lo único que podemos hacer,-Dijo Uribe, el detective, intentando calmar a la muchedumbre- Es ir a comprobarlo.
Todos fueron corriendo hacia la cueva del oso y cuando llegaron, entraron gritando y diciéndole al oso:"¿Qué has hecho con Catalina? ¿Dónde está Catalina?". Y el pobre oso, estaba muy nervioso. Revolvieron toda la cueva, y cuando se iban a ir, de detrás de una roca, salió Catalina.
-Mimoso el oso no me ha cogido, es mi amigo, pero lo que ocurre es que vosotros pensais que los osos son malos animales, pero son iguales que nosotros. ¿Por qué pensamos que los osos son malos? ¿Por qué algunos de ellos son malos? Pues igual que nosotros, ¿no creéis? Pues si no aceptáis a Mimoso y a su familia, tampoco me aceptáis a mí.
-No, prima, no seas así,-Contestó Blaso.-Venga, vuelve a casa, y nosotros aceptaremos a Mimoso el oso y a toda su familia.
-¿De verdad?
-Síííííííííí-Gritaron todos.

MORALEJA: Las apariencias engañan y debemos confiar en las personas y darles una segunda oportunidad.