LA PRIMERA HISTORIA...CON FINAL FELIZ.
Yo sólo tengo un sueño, y no sé si eso es bueno o malo. Todo empezó cuando mi profesora de Lengua, la señorita Lucía, nos dijo a toda la clase que debíamos crear una historia que deberíamos entregarle al día siguiente. A toda la clase le dio miedo eso, pero a mi no me asustó. Cogí mi boli, y empecé a escribir. No taché nada, al contrario que todos mis compañeros. En apenas veinte minutos había escrito dos hojas por delante y por detrás. Lo empecé a pasar y antes de que terminara la clase, se lo entregué a mi profesora. Al día siguiente, delante de todos mis compañeros, me felicitó por “la gran historia que había realizado. Los personajes, el escenario, la trama, todo estaba escrito de una forma clara y fácil de leer”, cómo me dijo ella. A mi me produjo mucha vergüenza, y más aun cuando empezaron a aplaudir. También me dijo mi profesora que me iba a inscribir en el concurso de historias del colegio. Yo no lo dudé un solo momento y dije que sí, para mí cualquier oportunidad de escribir era algo grande.
EL EMPEÑO EN MI SUEÑO
A las dos o tres semanas de eso, se celebró el concurso. Quedé segunda, superada por una niña de 4º de ESO. Pero aún así no me contenté, y decidí que nunca más volvería a quedar por detrás de alguien en un concurso de escritura. La señorita Lucía me dijo que no debería ser tan ambiciosa en la vida, pero que a veces eso esta bien. Por eso, porque soy y quiero ser ambiciosa, decidí apuntarme a otro concurso. Fundaciones, institutos, editoriales, todos organizan concursos. Prácticamente todos los días me apuntaba a un concurso, quedando algunos por delante, otros por detrás... Hasta que por fin, gané uno. Era un concurso de la biblioteca de mi barrio. El premio era un vale de 50€ para gastar en la librería, donde me compré un nuevo diccionario, un boli bonito y un cuaderno para escribir mis historias, además de una nueva mochila para el cole y una carpeta. A partir de ahí, todo fue...
Yo sólo tengo un sueño, y no sé si eso es bueno o malo. Todo empezó cuando mi profesora de Lengua, la señorita Lucía, nos dijo a toda la clase que debíamos crear una historia que deberíamos entregarle al día siguiente. A toda la clase le dio miedo eso, pero a mi no me asustó. Cogí mi boli, y empecé a escribir. No taché nada, al contrario que todos mis compañeros. En apenas veinte minutos había escrito dos hojas por delante y por detrás. Lo empecé a pasar y antes de que terminara la clase, se lo entregué a mi profesora. Al día siguiente, delante de todos mis compañeros, me felicitó por “la gran historia que había realizado. Los personajes, el escenario, la trama, todo estaba escrito de una forma clara y fácil de leer”, cómo me dijo ella. A mi me produjo mucha vergüenza, y más aun cuando empezaron a aplaudir. También me dijo mi profesora que me iba a inscribir en el concurso de historias del colegio. Yo no lo dudé un solo momento y dije que sí, para mí cualquier oportunidad de escribir era algo grande.
EL EMPEÑO EN MI SUEÑO
A las dos o tres semanas de eso, se celebró el concurso. Quedé segunda, superada por una niña de 4º de ESO. Pero aún así no me contenté, y decidí que nunca más volvería a quedar por detrás de alguien en un concurso de escritura. La señorita Lucía me dijo que no debería ser tan ambiciosa en la vida, pero que a veces eso esta bien. Por eso, porque soy y quiero ser ambiciosa, decidí apuntarme a otro concurso. Fundaciones, institutos, editoriales, todos organizan concursos. Prácticamente todos los días me apuntaba a un concurso, quedando algunos por delante, otros por detrás... Hasta que por fin, gané uno. Era un concurso de la biblioteca de mi barrio. El premio era un vale de 50€ para gastar en la librería, donde me compré un nuevo diccionario, un boli bonito y un cuaderno para escribir mis historias, además de una nueva mochila para el cole y una carpeta. A partir de ahí, todo fue...
¡AUN HAY MÁS, NO TE LO PIERDAS!
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