Junio 2011
¡¡Nuevo número del periódico literario!! Brujas en nuestra sección de "Mitos y leyendas", un nuevo acertijo como cada mes y una frase sobre amor y guerra, para darle vueltas a la cabeza. Para descubrirlo haz click sobre "Periódico Literario", que se encuentra en la parte de arriba del blog.


jueves, 5 de agosto de 2010

LA MISTERIOSA MUJER DE LA HAMACA II

Carmen creyó que lo mejor sería ir a preguntarle el por qué de todas sus preguntas, aunque la señora, que era un tanto remirada, tal vez contestaría a sus preguntas con un "¡Y a ti que te importa!" o "Métete en tus asuntos". Carmen tendía a confier demasiado en la gente, que a veces "le hacía pillarse los dedos con la puerta"como solía decir Estela. Pero Carmen esperaba que esta vez fuera diferente. Esperaba que Isabel le diera explicaiones para sus interrogantes, y esperaba que tal vez, fuera una buena persona. Estaba segura que si lo que iba a hacer se lo contaba a Estela, le diría que estaba loca, casi tanto o más que a la que le iba a preguntar. Pero eso a Carmen no le importaba. Salió a la zona común, donde Elsa y Lara, dos hermanas gemelas de la misma edad que Carmen la esperaban para jugar al Mayorvolley, un juego que ellas mismas habian inventado.
-Id jugando vosotras, ahora voy, no me importa, os pegaré una paliza igualmente. -Dijo Carmen a la chicas, entrando en la casa de Isabel y guiñándoles un ojo.
-Vale.-Contestó Lara. Después le preguntó a su hermana.-¿Qué hace Carmen entrando en casa de la loca?
-No lo sé. A lo mejor va a pedirle sal.
-Y de paso juegan a las cartas. Parece mentira las notas que sacas y lo tonta que eres. ¡Qué es la loca!-Contestó Lara, poniendo más énfasis en la última frase.
-¡Mejor sacar buenas notas y ser tonta que ser tonta y no sacer buenas notas como haces tú!
-¡Te he dicho mil veces que no digas eso aquí, pedazo de tonta!
-¡Tonta lo serás tú!
Y empezaron a pelearse.
Mientras tanto, Carmen entró en el jardía trasero de Isabel. Oía gritos y algunos quejidos como "¡Ay!", "¡Para!" o "¡Me has hecho daño!", dando paso a llantos. Golpeó la cristalera que daba paso a un gran salón. Nadie la abrió, pero escuchó un lejano "¡Adelante, está abierto!" como

respuesta. Entró y se quedo inmóvil al ver el gran salón, en el que cabrían dos salones como el de Carmen. La casa por fuera parecía igual que todas las demás de la Urbanización La Orquídea. Luego oyó unos pasos que se acercaban a la sala donde estaba ella.
-Hola Isabel, siento molestarla.-De cerca, Isabel aparentaba muchos más años que desde lejos. Llevaba el pelo teñido de rubio, el mismo rubio que usaba su abuela, seguramente se habían peinado en la misma peluquería, la única del pueblo. La mujer era regordeta, bajita y llevaba los labios pintados de rosa claro.
-Tú dirás, Carmen. Siéntate. ¿Quieres tomar algo, un refresco, tal vez?
-No, gracias. Tal vez me llame cotilla y entrometida pero hay una pregunta, mejor dicho varias, que me llevan rondando la cabeza...

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