¡En vez de un niño venían tres! Cuando se lo contaron a Cintia, se sorprendió mucho, y empezó a pensar cómo iban a dormir los bebés en su casa, porque era muy pequeñita. Pasaron los meses, y ante la idea de cómo iban a dormir sus hijos, Adela y Carlos buscaron una nueva casa con más habitaciones. Buscaron y buscaron pero no encontraron nada adecuado para los seis. La fecha del nacimiento cada vez se acercaba más, y la madre cada vez podía moverse menos para buscar casa. El padre encontró de casualidad una casa, a las afueras de Santiago, perfecta para los seis.
Al día siguiente de que Carlos encontrara casa, nacieron los tres, dos niñas y un niño. Cuando Cintia se enteró, anotó en un papel los nombres que quería para sus hermanitos. Al final, se quedaron con Daniel, Beatriz y Diana.
Cuando Adela llegó a su casa nueva, apenas con las cosas de los cuatro, hicieron unas normas para Cintia:
Y así sigue siendo, cinco años después, incluso el día de la comunión de Cintia, ella ayudó a su padre y a su madre con Daniel, Beatriz y Diana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario