Junio 2011
¡¡Nuevo número del periódico literario!! Brujas en nuestra sección de "Mitos y leyendas", un nuevo acertijo como cada mes y una frase sobre amor y guerra, para darle vueltas a la cabeza. Para descubrirlo haz click sobre "Periódico Literario", que se encuentra en la parte de arriba del blog.


sábado, 26 de junio de 2010

INVISIBLES

PERFECCIONISMO PURO Y DURO
-¡Lo quiero todo perfecto! ¡Mi cita con Alberto debe ser la mejor del mundo entero!
-Vale, ¡vas a comprar algo más?-Le espetó la estúpida encargada del supermercado, que, según ponía en su camisa, se llamaba Jenny.-No puedo perder el todo el día con mocosas que "quieren que su cita con su novio sea perfecta".
-Jenny, te has ganado el puesto número uno en mi lista de encargadas de super mas estúpidas. De todas formas, gracias por preguntar, necesito una cosa más, unas flores.
-Cuarto pasillo a la derecha.
"Creo que voy a hacer lo mismo que Sonia, me voy a plantar delante de él y le voy a dar una idea de donde podemos ir. Buena pregunta Teresa, ¿dónde puedes ir con el chico más guapo del colegio dos años mayor que tú? Ya sé, ¡al parque! ¡Espera! Carol fue... a la playa. Clara fue...al parque y Sonia...también al parque. ¡Pobrecillo! Debe estar cansado de tantos lugares que empiezan por p. ¿Dónde podemos ir? ¡Ya sé! Al bosque. No empieza por p. Luego le llamo, aunque tendré que conseguir su teléfono y no sé como..."
Después de comer, se pusieron al ordenador y hablaron por el chat:"Teresa dice: Chicas, teneis que conseguirme el teléfono de Alberto.
Carol dice: Yo tengo una vecina que su hermana es amiga de la hermana de Alberto.
Teresa dice: ¿Y crees que te lo daría?
Carol dice: Me llevo muy bien con ella, y me debe un par de favores...
Teresa dice: ¡¡Muchas gracias!!"
Y dicho y hecho. Carol, después de muchas llamadas y nervios, consiguió el teléfono. Teresa estaba muy nerviosa, no sabía lo que le diría Alberto. "Quiero que todo sea perfecto, y como quiero que sea así, así será, o eso espero al menos."
-¿Sí?
-Hola. Soy Teresa, la de segundo.
-¿Teresa? ¡Sí, ya sé quién eres! Dime, ¿qué quieres?
-Te quería preguntar si querrías venir conmigo al bosque. En nuestra clase debemos hacer un trabajo sobre los frutos que encontramos en los bosques en invierno.
-Vale. ¿Para cuándo tienes que hacer el trabajo?
-Para mañana.
-Bueno, entonces, ¿a las cinco en tu casa?
-Está bien, a las cinco en el portal. Adiós.
-¡Hasta la tarde!
Cuando colgó, Teresa saltó de la cama (que era una litera, la de arriba para ser mas exactos), y se puso a saltar como una loca. "Todo debe ser perfecto".
Al mismo tiempo que Teresa saltaba de un lado a otro de su habitación, Carol recibió una llamada de un número que no tenía en su agenda. Era Alberto. Cuando se lo dijo, a Carol se le cortó la respiración y no podía articular palabra alguna. La llamaba para decirle que había quedado con Teresa, que le parecía muy simpática y que para esas cosas él no valía, para los detalles con los demás. Era para que le dijera lo que le gustaba a Teresa. A Carol, lo primero que se le ocurrió que le gustaba a Teresa era él, Alberto, pero se lo pensó dos veces y no se lo dijo. "Le gusta que todo sea perfecto. Ella es casi perfecta. Si quieres que se vaya para su casa contenta, procura que todo sea perfecto."
A las cinco menos cuarto, Teresa bajó al portal. No aguantaba más en casa. nada más bajar, se encontró a Jenny, la ganadora del ranking a la encargada de supermercado más estúpida.
-¿Qué haces aquí?¿Esperas a tu novio, si se puede llamar así a un amigo imaginario
-No es un amigo imaginario, se llama Alberto y cuando lo veo, es como si estuviera en las nubes...
-Bueno, yo me voy al supermercado, que va a abrir en diez minutos.
-¡Alberto! ¡Ya estás aquí!
-¿Llevas mucho esperando?
-No, unos cinco minutos, pero es que yo he bajado muy pronto.
Pusieron rumbo al bosque. El trabajo, era una simple excusa para ir con Alberto. Al llegar, Alberto cogió un diente de león y se lo enseñó a Teresa.
-Es mi flor preferida. Me gusta mucho soplarlas y que sus hojas vuelen por ahí. ¿Te gustan, Teresa?
-La verdad, no mucho, porque tengo alergia, entonces no puedo tocarlas ni nada de eso.
-Una pena, ¿quieres que vayamos a otro lado?
-No, da igual. Alberto, tengo que decirte una cosa, más bien, confeserte una cosa.
-Tú dirás, soy todo oídos.
-Lo del trabajo es mentira, solo era una excusa para estar contigo. A Carol, a Clara, a Sonia y a mí nos gustas desde que teníamos diez años. Nos pusimos de acuerdo para que cada día una te pidiera salir. Clara y Carol se hicieron invisibles, por raro que parezca, para estar muy cerca de tí. Te pido perdón de parte de todas nosotras.
Todas se levantaron del susto. Todo era un sueño. Se hacían muchísimas preguntas: ¿Por qué habían soñado todas lo mismo? ¿Qué era esa extraña máquina que las convertía en invisibles? Y sobre todo, ¿quién era Alberto? Tal vez esos sueños no significaban nada, eran solo sueños, o tal vez lo significaran todo, eran premoniciones.

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