Junio 2011
¡¡Nuevo número del periódico literario!! Brujas en nuestra sección de "Mitos y leyendas", un nuevo acertijo como cada mes y una frase sobre amor y guerra, para darle vueltas a la cabeza. Para descubrirlo haz click sobre "Periódico Literario", que se encuentra en la parte de arriba del blog.


jueves, 27 de enero de 2011

¿MI SUEÑO?

IN CRECENDO
A partir de ese momento, todo fue creciendo de nivel. Iba ganando pequeños concursos, salí en el periódico del colegio... Hasta que mis padres, como tutores míos, recibieron una llamada de...¡¡Una escuela de escritores!! Todavía me emociono al escribir esto. Era de la prestigiosísima “Escuela de Escritores Pluma, Papel e Imaginación”. Querían preguntarle a mis padres que si a mi me gustaría ir a su escuela a aprender, un pequeño curso de iniciación, para ver mi nivel y que después decidirían si entraba en ella o no. Ese fue un momento espectacular, en el que mis padres me comunicaban esa magnífica noticia. Creo, que fue el mejor día de mi vida. Llamé a mis amigos, a mis abuelos, a mis tíos y llegué a conseguir el teléfono de la señorita Lucía. Todos se alegraron tanto por mí... Sólo deseaba que llegase el momento del primer día de clase.

LLEGÓ EL DÍA...Y LOS PRIMEROS PROBLEMAS
A las diez de la mañana del sábado estaba plantada a la puerta de la escuela. En se momento llegó una chica más o menos de mi edad, que me dijo que ya llegábamos tarde. Corrimos al aula que nos tocaba, la 123. Llegar tarde el primer día de clase, no es buena señal. La chica y yo nos sentamos en los únicos sitios libres, atrás del todo. Ella me dijo que se llamaba Alba, y que no había nacido en la ciudad, pero vivía aquí desde que tenía dos años. Yo le dije que me llamaba Cristina, y que yo sí había nacido en la ciudad. Había una señora, que dijo que su nombre era Doña Juana, y que era la directora de la escuela. Para nuestra desgracia, ella no sería nuestra profesora. Entonces, un hombre, de unos cincuenta años entró en el aula. No tenía cara de muchos amigos, entró a la clase con el ceño fruncido. Se sentó al lado de la directora, encima de la mesa. Al poco se fue Doña Juana, y nos quedamos solos ante el peligro...

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